¿Qué está pasando en Oaxaca? Una vez más, la política local se ve salpicada por hechos que indignan, que preocupan y que, por desgracia, no sorprenden. La detención de David García Jiménez, presidente municipal de Huautla de Jiménez, no solo pone en la lupa su figura como autoridad, sino que también arroja sombras sobre la calidad de nuestra democracia municipal.

Este miércoles, mientras intentaba acreditarse por tercera ocasión como alcalde de Huautla, García Jiménez fue detenido en un operativo de la Agencia Estatal de Investigaciones. La acusación no es menor: tentativa de homicidio. Según la Fiscalía General de Oaxaca, el edil estaría vinculado a un ataque ocurrido el 25 de mayo de 2024, cuando dos hombres, identificados como S.M.C. y B.M.G., fueron agredidos brutalmente en plena calle.

El caso deja en claro dos cosas: primero, que la Fiscalía de Oaxaca está dispuesta a actuar contra quienes, desde el poder, creen estar por encima de la ley. Pero, segundo, que seguimos viendo cómo los eslabones más básicos del gobierno local se contaminan de violencia y abusos de poder.

¿Cómo llegamos aquí? La región de la Sierra de Flores Magón no es ajena a conflictos políticos y sociales que, con frecuencia, escalan hasta niveles grotescos. Pero el hecho de que el propio alcalde sea acusado de un delito tan grave refleja una fractura profunda en la gobernanza. ¿Qué tipo de liderazgo ejerce alguien que, en lugar de proteger a sus ciudadanos, termina involucrado en hechos violentos?

El caso es también un recordatorio de que el sistema político municipal está lejos de ser un oasis democrático. Aquí, más de uno se ha valido de la complicidad, la omisión y hasta del miedo para perpetuarse en el poder. Que García Jiménez buscara acreditarse por tercera vez como alcalde no es casualidad; es una señal de cómo se opera en muchos rincones del país, donde el poder se convierte en un botín a toda costa.

La Fiscalía ha hecho su trabajo, y ahora será labor del sistema judicial determinar si hay culpabilidad. Pero el daño está hecho. Huautla de Jiménez no merece estar en los titulares nacionales por la caída de su alcalde; merece estar ahí por su cultura, su historia y su lucha.

La pregunta que queda es si las instituciones oaxaqueñas podrán sostener esta inercia de justicia, porque la detención de un alcalde es solo un paso. En un sistema donde la impunidad parece la norma, este caso podría ser un faro de esperanza… o apenas una anécdota más en el archivo de una democracia en crisis.

Oaxaca merece más. Y sus ciudadanos, también.

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