Donald Trump lo tiene claro: la base naval de Guantánamo tiene espacio para 30,000 inmigrantes y, según él, no se quedará vacía. El expresidente de Estados Unidos firmó una orden para habilitarla como centro de detención, pero no para cualquiera—solo para los que su gobierno considera “criminales peligrosos”.
“No queremos que regresen”
Trump lo dejó claro en una cita retomada por la BBC: “Algunos de ellos son tan malos que ni siquiera confiamos en que sus países los retengan. No queremos que regresen, así que los vamos a enviar a Guantánamo”.
Con esta medida, su administración refuerza su política migratoria de “mano dura”, en la que los inmigrantes etiquetados como “delincuentes de alta prioridad” serían trasladados a la base ubicada en Cuba, en lugar de ser deportados a sus países de origen.
Pero eso no es todo. Este plan se cruza con las negociaciones entre EE.UU. y El Salvador, país que podría convertirse en el nuevo “tercer país seguro”. ¿Qué significa esto? Que, en lugar de ser enviados a sus países de origen, los inmigrantes podrían terminar en el CECOT, la prisión de máxima seguridad construida y promovida por Nayib Bukele.
Cuba responde: “Es un acto de brutalidad”
El gobierno cubano no tardó en reaccionar. Para el presidente Miguel Díaz-Canel, este movimiento “muestra desprecio hacia la condición humana y el Derecho Internacional”, mientras que su canciller, Bruno Rodríguez, lo calificó como “un acto de brutalidad”.
Y es que la presencia estadounidense en Guantánamo siempre ha sido un tema de tensión, y ahora, con este anuncio, la controversia solo se intensifica.
El mensaje de Trump es claro: habrá más medidas extremas contra la inmigración ilegal. ¿Guantánamo se convertirá en el nuevo centro de detención para inmigrantes? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar?